Voto participativo: Un sí a la democracia digital

Poco a poco, la participación ciudadana se ha ido limitando más y más, lo que ha llevado a que hoy lo que más importa sea el voto en sí y no el tipo de voto. Así, actualmente una persona entrega un voto a favor de un candidato X, que representa a un partido Y, que, en teoría, representa a un grupo importante de ciudadanos.

CSD > SerDigital@SerdigitalCL > 02.04.11

Cuando hablamos de voto participativo, nos referimos a la acción en que los ciudadanos eligen la mejor alternativa que creen que es buena para ellos como individuos y para la sociedad. Este acceso no debe restringirse a ningún ciudadano.

Hoy, contamos con una de las herramientas más importantes de la sociedad, Internet, que puede ayudar a extender el acceso a expresar la opinión mediante el voto y la participación electoral.

Una encrucijada que plantea este cambio es abordar a los analfabetos digitales, puesto que se hace necesario -con o sin voto 2.0- socializar un capital cultural que es muy actual. La alfabetización digital y la informática debería ingresar en los programas formales y no formales de educación, es decir, a partir de la capacitación o de apoyos comunitarios, pero también desde el colegio, la universidad y las empresas.

Relación ciudadano-voto

En la actualidad, la participación ciudadana tiene que ver más con la plataforma y no con el sujeto en sí mismo. Por ello, si la plataforma es más coherente con el sujeto actual, la participación puede elevarse a grandes niveles.

Por ejemplo, dentro de los resultados de la Radiografía Digital se encuentra que:

-> El 41,1% de los adultos mayores prefieren que el voto sea con inscripción automática
-> El 39,4% de los adultos prefieren este sistema.Los adultos jóvenes están más abajo, con 39,3%
-> Sólo el 12,1% de los adolescentes le gustaría este tipo de inscripción.

En cambio, al preguntar sobre la preferencia del voto voluntario, los resultados son opuestos.

-> Los adolescentes y los jóvenes son los grupos a los que más les gustaría que el voto fuera voluntario, con un 48,4% y un 54,5%, respectivamente.
-> El porcentaje baja a los adultos jóvenes con un 47%,los adultos con 34,4% yLos mayores de 50 con 35,4%.

Sin embargo, cuando se les pregunta si les gustaría que el voto fuera elec­trónico, los resultados son más parejos:

-> Los adolescentes son los que menos prefieren esta opción, con un 28,6%
-> Los que más desean este voto los adultos, con 55,8%.
-> Luego están los adultos jóvenes con un 52%
-> Los jóvenes con un 35,5% y
-> Los adultos mayores, con un 51,2%.

En la actualidad, tanto la esfera pública como la sociedad civil están en deuda con respecto al uso y la apropiación de las nuevas tecnologías digitales de conectividad, pieza fundamental para el desarrollo del país.

Y no es un avance sólo reservado para quienes tienen computadores o acceso a conexión Si bien la brecha digital aún es amplia, mediante la implementación de un voto digital administrado por el Estado, las personas podrían acceder a participar electoralmente desde distintas dependencias sociales como bibliotecas, centros culturales, escuelas y municipios. Así, tendrían la posibilidad de votar y observar un conteo real e informativo de sus opciones.

El hacerlo virtual permitiría también conocer el estado del voto y cómo va la elección, entregando a la ciudadanía el protagonismo de la participación, ejerciendo sus derechos de una forma responsable.

Más ventajas

Según la Radiografía del Chile Digital 2.0 en el Bicentenario, realizada por Divergente, esta nueva forma de ver las votaciones contribuiría a mejorar diversas áreas que, a su vez, ayudarían a un mejor desarrollo del país, como el aumento de la participación ciudadana mediante la inclusión de adolescentes y jóvenes que ya manejan las plataformas web 2.0.

Esto traería consigo mayor partici

pación, libertad y cobertura, por lo tanto, más chilenos con más oportunidades. A ello se suman otras ventajas a nivel de los adultos mayores o personas con discapacidad, ya que los desplazamientos y los problemas físicos dejarían de ser un obstáculo para votar.

Por otra parte, se estaría entregando una mayor conectividad pública, eliminando límites geográficos que impiden o restringen la participación ciudadana. En cuanto a la gestión y eficiencia de las prácticas asociadas a las elecciones políticas se verían beneficiadas con mayor transparencia, rapidez y extensión.

Si quieres saber más sobre este tema, te invitamos a descargar el libro “Radiografía del Chile Digital 2.0″.

Así comienza la acción ciudadana y participativa. ¡Vota por un voto!

Y tú ¿Qué opinas de estas nuevas formas de participar?


En la era digital… “siente, piensa y actúa digital”

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Cambios desde lo digital: participación y ciudadanos

RNB>GSD 2.0>17.12.10

Desde 2008 se han presentado varios proyectos de ley que apuntan a la inscripción automática, el voto voluntario y el sufragio de los chilenos en el extranjero. Sin embargo, como muchas discusiones políticas, los avances de éstos se han visto entrampados en el Congreso.

La historia de la discusión parlamentaria sobre el voto en Chile data de hace dos años, puesto que entre 2008 y 2010 se han presentado diversos proyectos de ley al respecto. Estos buscan regular el voto de los chilenos en el extranjero y también el voto voluntario.

Como se refleja en la Radiografía del Chile Digital 2.0 en el Bicentenario (ver PPT) de la Consultora Divergente (@miguelarias, 2010), el 19,8% de las mujeres y el 20,5% de los hombres que participaron en esta investigación está de acuerdo con la inscripción automática, mientras que el 51,7% de ellas y el 51,1% de ellos se inclina por que el voto sea voluntario. Y a ello se suma que el 33,1% de las mujeres y el 37,1% de los varones, opta por el sufragio digital-electrónico.

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Así como asevera el presidente del Senado, Jorge Pizarro, en su columna “No hay nada que temer en el voto voluntario” publicada en la página del Senado (senado) , la Concertación planteó en su programa de Gobierno la inscripción automática y el voto voluntario, así como entregar el derecho a voto a los chilenos en el exterior sin ningún requisito.

“Es nuestro deber cumplir la palabra empeñada con el electorado; sólo así seremos lo suficientemente coherentes para demandar más compromiso de la ciudadanía con los proyectos que nos unen como país”, señaló también el senador en dicha publicación.

El problema hoy está en que de todos los proyectos presentados, el único que ha tenido avances objetivos es el que “Regula la inscripción automática, el sufragio voluntario y el voto de los chilenos en el extranjero”, que fue presentado en 2009 por la ex Presidenta Michelle Bachelet y estudiado por la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Senado, la que aprobó la idea de legislar sobre la materia, según cuenta Ana Bascuñan, directora de Vota Inteligente Votainteligente, @votainteligente.

Luego de ello, este proyecto pasó a la sala, “la cual según consta en su boletín, sin previa discusión por falta de tiempo, también aprobó su idea de legislar. Si bien se fijó plazo para que los parlamentarios le presentasen indicaciones para su posterior estudio en particular, no se ha presentado ningún otro avance en el proyecto a pesar que desde el 15 de junio tiene urgencia simple”, precisa Bascuñán.

Por su parte, “el Ejecutivo ha presentado este año otros proyectos de ley en esa materia: dos sobre el voto de los chilenos en el extranjero (ninguno presenta avances y uno de ellos tiene urgencia) y otro ‘Sobre inscripción automática, Servicio Electoral y sistema de votaciones’, el que aún no ha sido estudiado por las comisiones de Constitución y Hacienda y presenta urgencia simple desde el 1º de diciembre”, detalla.

Factores del atraso

Ante esta situación, surge la pregunta de cuáles han sido los factores que han demorado el trámite de este proyecto de ley. La respuesta está en el voto de los chilenos en el exterior, que ha sido uno de los temas que ha generado mayores controversias en el Parlamento.

“Principalmente, el oficialismo sujeta este derecho a un requisito de permanencia y vínculo con el país y la oposición se opone a dicha condición, sosteniendo que todos los chilenos que se encuentren en el extranjero deben tener derecho a voto sin cumplir ningún requisito de vínculo”, sostiene Ana Bascuñán.

Esto queda claro en las palabras del senador Pizarro: “El Gobierno se equivoca rotundamente al plantear que nuestros connacionales pueden votar siempre y cuando tengan algún vínculo con la nación: el sólo hecho de ser chilenos, de haber nacido en esta tierra o de haber nacido de padres chilenos, ya los liga y les otorga un nexo con la patria. ¡Quiénes somos nosotros para descalificar a aquellos que han tenido que salir, forzada o voluntariamente, a buscar mejores horizontes! Al menos podemos darles esa opción de estar cerca de este suelo, de sus familias, del debate y los asuntos que nos importan como nación. Sin discriminación, sin requisitos, sin letra chica, sin dobles discursos”.

Y también ha generado disparidad de opiniones el que el voto sea voluntario, puesto que el debate se centra en si éste es un derecho o una obligación ciudadana. “Si bien estas posturas encontradas claramente han contribuido y contribuirán a demorar su tramitación, otro tema que también incide en ella, es que al haberse presentado una nueva iniciativa este año, toda la discusión que ya se había generado respecto al proyecto presentado el año 2009, queda estancada y tiene que volver a realizarse, cuando en definitiva se podría haber seguido avanzando en esa discusión y modificar lo pertinente a través de indicaciones. Por su parte, el Ejecutivo deberá manejar sus urgencias y generar conversaciones si se quiere seguir avanzando”, opina Bascuñán.

Y es que este es un tema que debe ser revisado con urgencia, ya que, tal como manifiesta el senador Jorge Pizarro: “No podemos seguir dependiendo de un padrón que envejece ni de jóvenes que simplemente no se sienten motivados a inscribirse. No hay nada que temer en el voto voluntario: la esencia de la democracia es aceptar lo que el veredicto popular diga, sea cual sea esa opinión”.

Por lo pronto, es un hecho que la participación ciudadana se ha ido limitando más y más, lo que ha llevado a que hoy lo que más importe sea el voto en sí y no el tipo de voto, tal como se plantea en la Radiografía del Chile Digital 2.0. Y sigue si haber novedades para intentar romper con las limitaciones que existen en la actualidad. “Se ha hablado por años de la inscripción automática, el voto voluntario y el voto en el extranjero, sin todavía alcanzar un acuerdo”, se precisa en la investigación de la Consultora Divergente. Y también se plantea el voto 2.0 como solución a este escenario de apatía.

“Esta nueva forma de ver las votaciones contribuiría a mejorar diversas áreas que, a su vez, ayudarían a un mejor desarrollo del país, como el aumento de la participación ciudadana mediante la inclusión de adolescentes y jóvenes que ya manejan las plataformas web 2.0. De hecho, Chile es un líder mundial en el uso de redes sociales 2.0 en adolescentes y jóvenes, por lo que éste sería un acercamiento más natural hacia ellos. Esto traería consigo mayor participación, libertad y cobertura, por lo tanto, más chilenos con más oportunidades”, se concluye en el documento.

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Por un voto automático y participativo

GSD 2.0 > 14.12.10

El voto es una herramienta que contribuye al desarrollo de un estado más democrático, estimulando la participación ciudadana.

Al hablar por un voto participativo, nos referimos a que los ciudadanos elijan la mejor opción que crean es buena para ellos como individuos y para la sociedad.

Este acceso no debe restringirse a ningún ciudadano.

Hoy, contamos con una de las herramientas más importantes de la sociedad, internet, que puede ayudar a extender el acceso a expresar la opinión mediante el voto y la participación electoral.

Y no es un avance sólo reservado para quienes tienen computadores o internet. Si bien la brecha digital aún es amplia, mediante la implementación de un voto digital administrado por el Estado, las personas podrían acceder a participar electoralmente desde distintas dependencias sociales como bibliotecas, centros culturales, escuelas y municipios, desde donde ellas tendrían la posibilidad de votar y observar un conteo real e informativo de sus opciones.

En la actualidad, gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías e internet, es más sencillo establecer un sistema de elecciones por medio de una plataforma virtual.

¿Qué tenemos hoy en Chile? Un sistema donde el voto se aplasta en una insfraestructura rígida, desactualizada, con pérdida de tiempo, filas y burocracia.

El hacerlo virtual permitiría también conocer el estado del voto y cómo va la elección, entregando a la ciudadanía el protagonismo de la participación, ejerciendo sus derechos de una forma responsable.

Algunos ejemplos

El voto automático frente al tradicional voto manual, no sólo ha mejorado el proceso comicial, sino que ha logrado estimular la asistencia a las urnas y los registros de países como Brasil, Venezuela y Uruguay en la última década, refieren Ingrid Rojas y Andreina Vargas periodistas del Blog Voto Digital.

En Brasil, luego de más de 15 años de implementar la automatización del voto, el país tiene elecciones 100% electrónicas, que cuentan con un amplio respaldo popular, disminuyendo a la mitad los votos nulos.

Más ventajas

Mientras más votan las personas, se consolida mayormente la democracia y, por ende, se hace más eficaz el proceso de elegir a nuestros representantes.

Mientras más se estimula la participación en un proceso tecnológico, se desarrollan mayormente habilidades mediáticas y competencias digitales, que contribuirán a disminuir la brecha digital.

Según la Radiografía del Chile Digital 2.0 en el Bicentenario, realizada por Divergente, esta nueva forma de ver las votaciones contribuiría a mejorar diversas áreas que, a su vez, ayudarían a un mejor desarrollo del país, como el aumento de la participación ciudadana mediante la inclusión de adolescentes y jóvenes que ya manejan las plataformas web 2.0.

Esto traería consigo mayor participación, libertad y cobertura, por lo tanto, más chilenos con más oportunidades. A ello se suman otras ventajas a nivel de los adultos mayores o personas con discapacidad, ya que los desplazamientos y los problemas físicos dejarían de ser un obstáculo para votar. Por otra parte, se estaría entregando una mayor conectividad pública, eliminando límites geográficos que impiden o restringen la participación ciudadana. En cuanto a la gestión y eficiencia de las prácticas asociadas a las elecciones políticas se verían beneficiadas con mayor transparencia, rapidez y extensión.

Infografía Libro «Radiografía del Chile Digital 2.0». Descargar completo

Así comienza la acción ciudadana y participativa. ¡Vota por un voto!

Y tú ¿Qué opinas de estas nuevas formas de participar?

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