El etiquetado en la web se utiliza para relacionar a una persona con su nickname y representarlo con alguna información digital, como una fotografía o video. Pero es necesario hacerlo con algunos límites, respetando, sobre todo, la intimidad digital de los otros.
RNB > GSD 2.0 > 03.11.10
Muchas historias han circulado en la red sobre personas que han sido despedidas de sus trabajos, después de reportarse enfermos. Sin embargo, el problema no es que hayan estado imposibilitados de trabajar, sino que sus jefes han visto fotos de ellos en redes sociales como Facebook, en un contexto de fiestas o paseos, y justamente en los días en que los protagonistas de estas historias decían estar en cama.
¿Qué fue lo que delató a estas personas? Por una parte, es posible que ellas hayan sido etiquetadas en las fotos aludidas, lo que significa que una imagen es asociada a un nickname o a un nombre, lo que inmediatamente lleva al usuario a la persona identificada en la fotografía o video y, por supuesto, al escenario en el que se plasmó la acción. Y por otra, puede que los afectados no hayan sabido que es conveniente separar los perfiles públicos de los privados.
Y es que el etiquetar es un acto común en la web 2.0 y, por supuesto, en las redes sociales. “De hecho, hoy Facebook tiene una campaña para promover la etiqueta e incluso esta plataforma maneja tecnología de reconocimiento de rostro y te invita a etiquetar a las personas de distintas imágenes, colocándoles un cuadro sobre la cara”, cuenta Miguel Arias (@miguelarias), psicólogo y director de Divergente.
¿Cuál es el fin de esto? “Mientras más etiquetas existan en el sistema, mayor información maneja Facebook o el mundo digital acerca del contexto analógico y cotidiano”, explica el profesional.
Tampoco se trata de estigmatizar el etiquetado de las personas, porque éste puede ser muy bueno cuando se quiere dar a conocer algún producto o suceso público al que desean sumarse fans. Pero sí es relevante saber reconocer los contextos en los que está permitido etiquetar y cuándo no: “El problema surge cuando se etiqueta a una persona en un escenario que se hace público, siendo que ésta pensaba que era algo más bien privado. Entonces, no es que sea ‘bueno’ o ‘malo’ a priori, sino que es importante entenderlo como una responsabilidad, porque etiquetar a otro es gritarle al mundo que ese par estuvo en determinado lugar”, precisa Miguel Arias.
Desde ese hecho se estima que en la actualidad saber etiquetar es una competencia del mundo digital, es decir, “qué tanto hago pública la información de otro hoy es algo similar a la gente que habla mucho en un contexto cotidiano o que es muy peladora, porque de algún modo se abusa de ese ‘hablar’ de otros, lo que a veces puede resultar negativo”, argumenta el psicólogo.
Por ejemplo, de acuerdo con la Radiografía del Chile Digital 2.0 en el Bicentenario, publicada por Divergente, el 48,5% de los jóvenes ha sido etiquetado en una foto que no le gustó. Por ello, es necesario tener claro que la etiqueta es una herramienta muy buena y poderosa si alguien se quiere dar a conocer, pero también es muy invasiva.
Para no “meter la pata”, como se dice en buen chileno, en esta materia, lo mejor es seguir algunas recomendaciones que entrega Miguel Arias:
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Pensar que la etiqueta es una herramienta muy poderosa, que te permite levantar un elemento al mundo con un nombre, una categoría o un tema, y, viceversa, le estás permitiendo al mundo llegar a ese tema también. Por ello, hay que hacerse conciente de que etiquetar algo es levantarlo al mundo digital, que es abierto, público y mundial.
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Hacerse cargo de publicar elementos personales, es decir, puedes publicar cosas que te corresponden a ti, pero cuando son de otros, piensa dos o tres veces qué consecuencias puede tener. Tú eres dueño de tu imagen, tu opinión y tu emoción y, por ende, eres libre para publicarla en la web. Sin embargo, no eres dueño de la imagen de otro ni de lo que hace ese otro, por lo que es necesario aprender a respetar la intimidad digital.
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También es bueno aprender que así como te etiquetan uno se puede desetiquetar. Para ello, es aconsejable utilizar las alertas que genera el sistema cuando alguien te etiqueta, mediante el correo u otras plataformas. Es decir, tienes que ser activo como usuario y ocupar los mecanismos disponibles para informarte cuando te etiquetan. También puedes solicitarle a tu amigo que te elimine o no trabaje con esa fotografía y, por último, denunciar esa fotografía en las plataformas.
Por último, no está de más decir que cuando una etiqueta que has realizado desaparece, no se trata de un olvido, sino que fue el usuario aludido el que se desetiquetó, porque no quiere aparecer públicamente en esa fotografía o video. Por ende, no es necesario ni correcto volver a etiquetar a la misma persona en la misma foto.
Programa de Alfabetización Digital y Mediática 2.0 PADM 2.0 – GSD 2.0 – www.serdigital.cl