Ciegos, sordos y mudos en Twitter

Muchos followers, pocos following… muchos following, pocos followers. ¡Qué enredo! Con la integración de Twitter a la vida de los usuarios, han emergido nuevas “ciber-dolencias” en la comunidad, las cuales también deben ser atendidas antes de que nos quedemos “colgados”.

CSD > SerDigital@SerdigitalCL > 24.03.11

Ya lo adelantaba la leyenda japonesa de Los Tres Monos Místicos: “no ver, no oír, no decir”. Hoy, si bien las redes sociales son un espacio para sociabilizar, muchas veces no se ve, no se oye, ni se escucha bien. Si no se pone real atención a lo que pasa en las comunidades virtuales, las personas pronto se orientarán hacia la desinformación, más que a la comunicación.

El 16,9% de internautas chilenos tiene una cuenta de Twitter, mientras que el 75% tiene cuenta en Facebook, según datos de la investigación «Radiografía Chile Digital 2.0 en el Bicentenario de SerDigital» <Descarga el libro aquí>, lo cual evidencia la necesidad que tienen los usuarios de marcar presencia en las redes sociales.

La psiquiatra Rosemarie Fritz, del Hospital Clínico de la U. de Chile, cree que “existe una necesidad de las personas de ser escuchadas. Twitter es ideal para eso. Es hablar en voz alta. Antes se usaban megáfonos y esto es la versión moderna de lo mismo, pero con la posibilidad de no verle la cara a los interlocutores, lo que desinhibe mucho más”.

Usos diversos

No hay sólo una forma de entender por qué las personas quieren decir algo en 140 caracteres. Al principio parecía sólo un ejercicio de ego. Hoy ya se ven otras actitudes y usos diversos para esta herramienta: desde socializar estados anímicos, hacer emprendimientos y hasta organizar revoluciones, como en Túnez o Egipto.

“Se recomienda que las personas combinen un poco de las tres cosas, explica el psicólogo Miguel Arias (@MiguelArias), experto en medios digitales y director de la empresa de estudios Divergente:

-> La comunicación de “guata”, que es muy primaria.

-> Dar datos útiles, lo cual es muy valorado (generalmente lo hacen usuarios que tienen un emprendimiento propio que están potenciando a través de Twitter).

-> Y, en tercera instancia, el twitteo más trascendente, que busca movilizar frente a una causa.

No veo, no escucho y no hablo

En esta dinámica, Miguel Arias encontró tres tipologías distintas de usuarios: ciegos, sordos y mudos:

-> «El ciego» es el que sigue a poca gente y entra poco a Twitter, por lo tanto ve poco lo que está pasando ahí. Un 20% de los usuarios chilenos tiene esta categoría.

-> «El sordo» es el que tiene miles de seguidores y sigue a menos de 10% de ellos, por lo tanto no sabe lo que los demás piensan. “Habla, pero no escucha”. Se trata de personas más bien famosas. Entre el 20% y el 30% de los famosos que tienen cuenta, la usan bien. Pero la mayoría no escucha muy bien a sus seguidores.

-> «El mudo», el que mira lo que los demás opinan, pero no twittea nunca. Son cerca del 20% de los usuarios chilenos, mientras que entre el 50 y 60% mantiene una actividad regular, aunque no son tan comprometidos como los de Facebook, que se conectan a diario.

Arias propone que el participar en el mundo de las redes sociales virtuales, si bien son un espacio lúdico, tiene un efecto en la vida real. “Lo ideal es que la gente aprenda a no tener cuentas porque sí. La gente tiene que optar por qué redes sociales son mejores para ellos. No tienen por qué estar en todas. Estar en un lugar incorrecto le puede hacer mal a su imagen, a su negocio”. (Fuente: El Mercurio – por Gabriela Bade – Descargar artículo).

Según tu comportamiento en Twitter, ¿te consideras ciego, sordo o mudo?

En la era digital… “siente, piensa y actúa digital”

Programa de Alfabetización Digital Mediática 2.0 para la ciudadanía PADM 2.0


Abuel@s Tech

Hablamos de tecnología, de redes sociales, de blogs y correos electrónicos y, la mayoría de las veces, lo asociamos a un público juvenil, que bordea entre los 12 y los 29 años de edad. Sin embargo, y gracias al rápido avance de la misma “revolución 2.0” es que el público objetivo de las mismas se ha ido masificando. La tercera edad no se queda atrás y da pasos agigantados en el mundo virtual.

La semana pasada nos sorprendió la noticia de una abuelita, que al cumplir sus cien años de edad recibió un regalo que a muchos dejó atónitos; sus nietos le regalaron un iPad.

Y es que a pesar de los problemas propios de su edad y de sus dificultades de visión, esta abuelita se ha vuelto muy aficionada al iPad y según ella misma cuenta gracias al iPad puede disfrutar de la lectura y escritura de nuevo. Es más, ya ha leído varios libros y se animó a escribir un par de poemas.

Un caso más que nos demuestra que la tercera edad no se queda atrás y poco a poco va adentrándose en materia digital. En muchos lugares de Chile se dictan cursos para que los abuelitos aprendan a usar los computadores. En otros casos, son los mismos nietos los que se encargan de enseñarles sobre redes sociales y la importancia de las mismas para generar lazos y mantener la comunicación a distancia, sobre todo con aquellos familiares y amigos que, por una u otra razón, están lejos.

Los computadores se han vuelto una herramienta bastante útil para este segmente etario. Les ofrece enormes beneficios como medio de interacción social y cultural, entretenimiento, actividad laboral y formación, entre otros. Además, les permite aumentar y mejorar su desarrollo individual y social, así como optimizar su calidad de vida desde los puntos de vista técnico, económico, político y cultural.

Cuando quieren aprender de cocina, saber más sobre salud, leer las noticias, ver fotografías o recorrer lugares de otras partes del mundo, para todo eso está internet. De esta forma, la tecnología y las actividades intelectuales que ofrece, apoyan y aumentan la autonomía en la edad avanzada, por lo que se consideran un factor protector contra una vejez decadente. Las aplicaciones de Internet les proporcionan ventajas particulares, pues el dominio de estas habilidades aumenta su nivel de autoestima.

Una vez más quedó demostrado que tecnología y la tercera edad pueden ser perfectamente compatibles. Es más, la edad ya no es un impedimento para adentrarse en la revolución 2.0. ¿Se puede definir la tecnología como algo propio de una edad? ¿Cuántos otros aspectos en la vida de los abuelos 2.0 puede llegar a mejorar o, quizás, empeorar la tecnología?

Revista Carrusel