Hablamos de tecnología, de redes sociales, de blogs y correos electrónicos y, la mayoría de las veces, lo asociamos a un público juvenil, que bordea entre los 12 y los 29 años de edad. Sin embargo, y gracias al rápido avance de la misma “revolución 2.0” es que el público objetivo de las mismas se ha ido masificando. La tercera edad no se queda atrás y da pasos agigantados en el mundo virtual.
Y es que a pesar de los problemas propios de su edad y de sus dificultades de visión, esta abuelita se ha vuelto muy aficionada al iPad y según ella misma cuenta gracias al iPad puede disfrutar de la lectura y escritura de nuevo. Es más, ya ha leído varios libros y se animó a escribir un par de poemas.
Un caso más que nos demuestra que la tercera edad no se queda atrás y poco a poco va adentrándose en materia digital. En muchos lugares de Chile se dictan cursos para que los abuelitos aprendan a usar los computadores. En otros casos, son los mismos nietos los que se encargan de enseñarles sobre redes sociales y la importancia de las mismas para generar lazos y mantener la comunicación a distancia, sobre todo con aquellos familiares y amigos que, por una u otra razón, están lejos.
Los computadores se han vuelto una herramienta bastante útil para este segmente etario. Les ofrece enormes beneficios como medio de interacción social y cultural, entretenimiento, actividad laboral y formación, entre otros. Además, les permite aumentar y mejorar su desarrollo individual y social, así como optimizar su calidad de vida desde los puntos de vista técnico, económico, político y cultural.
Cuando quieren aprender de cocina, saber más sobre salud, leer las noticias, ver fotografías o recorrer lugares de otras partes del mundo, para todo eso está internet. De esta forma, la tecnología y las actividades intelectuales que ofrece, apoyan y aumentan la autonomía en la edad avanzada, por lo que se consideran un factor protector contra una vejez decadente. Las aplicaciones de Internet les proporcionan ventajas particulares, pues el dominio de estas habilidades aumenta su nivel de autoestima.
Una vez más quedó demostrado que tecnología y la tercera edad pueden ser perfectamente compatibles. Es más, la edad ya no es un impedimento para adentrarse en la revolución 2.0. ¿Se puede definir la tecnología como algo propio de una edad? ¿Cuántos otros aspectos en la vida de los abuelos 2.0 puede llegar a mejorar o, quizás, empeorar la tecnología?
Revista Carrusel