Internet, en la actualidad, ha pasado a ser parte de la cotidianeidad de las personas. La conectividad al espacio digital se ha vuelto parte de las acciones diarias, junto con otras actividades como estudio, trabajo, recreación, sueño, alimentación, etc. Por supuesto, niñ@s, adolescentes y jóvenes no se quedan fuera.
Ingrid Conejeros @ingrizu
Desde la Radiografía del Chile Digital 2.0 en el Bicentenario, realizada por Divergente, se desprende que en promedio los niñ@s pasan 3,6 horas al día conectados al computador, los adolescentes, 3,9 horas, mientras que los jóvenes presentan el mayor porcentaje, con 6,23 hrs.
A su vez, la investigación arroja que el tiempo dedicado al trabajo y estudio por los adolescentes es de 6,36 hrs mientras que los jóvenes promedian 8,3 y los niñ@s con un 5,23 hrs.
Finalmente, el tiempo dedicado por estos últimos a la recreación o diversión tiene un promedio de 4,30 hrs, mientras que los jóvenes sólo un 2,63 hrs.
De esta manera, se debe reflexionar sobre la cantidad de tiempo que se destina a estar conectado en internet, además de si esta actividad interfiere en otros aspectos de la vida diaria o de la conducta, pudiendo llegar a convertirse en un problema para los niñ@s, adolescentes y jóvenes dentro su proceso vital.
En este contexto, el psicólogo Miguel Arias, experto en nuevas tecnologías de conectividad social, plantea un “modelo de los tres tercios” respecto del uso del tiempo, donde se destinan ocho horas para el estudio o trabajo, ocho para la recreación y el mismo tiempo para el descanso (8+8+8 =24).
“Para evaluar la conducta del niñ@ se debe hacer un proceso desde lo relacional, y lo funcional de la conducta, de acuerdo con el contexto”, añade.
A su vez, el psicólogo señala la importancia del rol que adquieren los adultos responsables respecto de normar a sus hijos en la cantidad de tiempo que se destina al uso de internet, como una forma de prevenir que la utilización de la red no pase a ser un aspecto negativo que pueda incidir en el desarrollo de los mismos.
Esto puede ser tanto en aspectos sociales, con disminución en la participación de actividades familiares o de recreación con los pares, como en el ámbito de la salud, donde el sedentarismo puede afectar a quienes pasan mucho tiempo conectados.
Es aconsejable que los adultos responsables conozcan tanto los gustos personales de sus hijos como aquello que les desagrada. Este conocimiento proveerá un insumo que les permitirá a los padres establecer un sistema de manejo de las conductas que consideren como nocivas para los hij@s, así como también para la promoción y refuerzo de aquellas que favorezcan el crecimiento y desarrollo de los mismos.
Finalmente, el uso de internet y la conectividad no debiera ceñirse a una tipología de “bueno” o “malo”, si no más bien a cuáles son los aspectos positivos que esta actividad tiene consigo, sin perder de vista la existencia de indicadores que podrían dar cuenta que este uso o la cantidad de tiempo que se le destina no es favorable.
¿Cómo estás administrando tu regla de los tres tercios?
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