El fin primero de las redes sociales es la socialización. Sin embargo, a partir de ellas es posible establecer nuevas comunicaciones y enlaces sociales, como comunidades, cambiando la forma de relacionarse con los contenidos y el conocimiento.
RNB > GSD 2.0 > 04.12.10
No cabe duda de que hoy la web es una herramienta social. Y es reconocida su gran funcionalidad, ya que ha permitido comunicar muy bien a las personas e intereses, desarrollar comunidades, enlazarlas, etc.
“Desde el advenimiento de la llamada web 2.0 y el explosivo aumento de las redes sociales que se verifica en la actualidad, sin duda internet dejó de ser sólo una red de computadores, para consolidarse como una red de personas, como predijo John December en 1996”, sostiene Alejandro Morales Vargas, profesor de la Escuela de Periodismo del Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI) de la Universidad de Chile.
Es así como con los años los apelativos de supercarretera de la información, medio de comunicación masivo o canal de contacto interpersonal pasaron a quedarse chicos frente a lo que realmente es hoy: “Una plataforma de articulación social muy poderosa, que permite a los usuarios difundir sus opiniones, compartir intereses con sus pares, venciendo las barreras físicas, aumentando los espacios de participación y posibilitando la organización ciudadana de una manera más eficaz que la presencial”, explica Alejandro Morales, quien también es coordinador académico del Diplomado de Postítulo en Periodismo Digital y Gestión de Medios en Internet de la Casa de Bello.
Socialización ciudadana
Detrás de esta perspectiva de la web 2.0 y las redes sociales 2.0 hay un objetivo de socializar, pero también pueden ser utilizadas para diversos fines, “los que se derivan a la posibilidad de establecer comunicaciones y enlaces sociales. Particularmente, se usan mucho para desarrollar comunidades sociales”, dice Claudio Gutiérrez, académico del Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Chile.
En tanto que para Alejandro Morales, las redes sociales, sobre todo las más colectivas como Facebook abren muchas posibilidades más allá del mero contacto social o el ocio.
“La actual penetración de estas plataformas en internet permite constatar el profundo cambio que están deparando en el rol que desempeñan los usuarios en las web, que pasaron de espectadores pasivos a protagonistas opinantes y generadores del contenido”, considera el profesor.
Y es que la tecnología en general y no sólo la web son más sociales que nunca. “Básicamente, esto tiene que ver con que la tecnología digital cambia la realidad social. De hecho, creemos que, efectivamente, la tecnología cambia en los usuarios el cerebro. El mecanismo de comunicación más complejo y poderoso es el cerebro y parece ser que el humano es altamente sensible a la experiencia con la tecnología, con la web y las redes sociales, por lo que finalmente, lo humano como definición natural y de desarrollo evolutivo nos preparó para este escenario y hoy estamos constantemente potenciándonos para ello”, opina Miguel Arias, psicólogo y director de la Consultora Divergente @miguelarias.
En ese sentido, el ser humano/usuario está preparado para consumir y necesitar información, porque ese es el vínculo que existe con la red en la actualidad.
Otros usos
La web 2.0 da la posibilidad de desarrollar otras acciones a partir de ella, como expandir un espacio social entre personas que no están físicamente cerca. “Es desarrollar comunidad independientemente de la cercanía geográfica. Me explico: hace muchos años, las comunidades en que podía participar una persona eran muy limitadas. Para un niño era su familia y sus vecinos. Para un joven, la escuela, el club deportivo, los vecinos, en casos muy raros algún club de poesía o de algo en específico. Para los adultos, el trabajo, la familia o el bar. Pero si a mí me interesaban -por alguna razón inconfesable- las ballenas, era extraordinariamente difícil encontrar ‘pares’ que hicieran lo mismo. Así que pasivamente me adaptaba a lo que hubiera cerca (geográficamente hablando) en mi pueblo, en mi vecindad”, precisa Claudio Gutiérrez.
Hoy, gracias a las redes sociales no ocurre eso, sino que cada cual puede desarrollar su socialización casi en cualquier ámbito.
Para Alejandro Morales, las aplicaciones prácticas de la red serían imposibles de enumerar, pero la posibilidad de que los usuarios puedan publicar directamente, sin intermediarios, está cambiando la forma de relacionarse con los contenidos, los cuales ya no son provistos por las instituciones, sino por las personas.
“Ello plantea un enorme desafío, por ejemplo, para los medios de comunicación, que están viendo cómo la ciudadanía pasa a ser colaboradora en la recolección y diseminación de noticias. También se observa una tendencia a un privilegia una cultura de la gratuidad, como señala Chris Anderson, que generó enormes transformaciones en la economía y los modelos de negocios. Por último, el surgimiento del concepto de inteligencia repartida, que se ejemplifica con la Wikipedia y su filosofía colaborativa, cambia completamente el paradigma en la forma de generación y distribución del conocimiento”, añade.
En tanto, Miguel Arias habla de rehabilitación neurológica, desarrollo de trabajo con tele presencia y de proyectos multiculturales, desarrollo de organizaciones ciudadanas, así como almacenamiento de bolsas de experiencias exitosas o bolsas de errores y fracaso, por ejemplo.
Desafíos para Chile
Si bien los chilenos han sabido sacar provecho a las redes sociales 2.0 como recurso, aún “se puede hacer más todavía”, indica Claudio Gutiérrez.
Y es que como ejemplifica Alejandro Morales, eso es como la luz solar: se aprovecha menos de un octavo de su potencial. “No obstante, eso es suficiente para señalar que las redes sociales son parte de la realidad de un número importante de chilenos. Más de un tercio de la población nacional tiene una cuenta en Facebook, siendo el octavo país a nivel mundial en densidad de usuarios, y novecientos mil hacen lo propio con Twitter”, afirma Morales.
“Hay mucho provecho por sacarle, estamos recién en el inicio de la curva de aprendizaje y tenemos que apuntar a cuando uno logra ya una madurez de aprendizaje. Si lo tomas como una analogía, todas las redes sociales y las tecnologías tienen una vida como el ser humano, por lo que Fotolog hoy estaría como en la tercera edad, el 2007 fue su adolescencia full y antes fue su niñez. Así, nosotros estamos entre la niñez y la adolescencia”, manifiesta Miguel Arias.
¿Qué es lo que falta, entonces? Infraestructura, responde Claudio Gutiérrez, es decir, acceso a la red, buenos computadores, que todos los niños tengan uno, “el plan Ceibal de Uruguay, el plan ‘Un computador por niño’ que acá lo han ofrecido todos los políticos y ninguno ha cumplido’”, añade.
Una opinión similar tiene Arias, quien apunta sus dardos hacia la estructura formal: “Falta que esta estructura se involucre en esto, los políticos no escuchan, están obsesionados o no tienen tiempo. Toda la generación de mayor edad, los gerentes, dueños de diarios, de periódicos, los que postulan al Parlamento están muy lejos de este código y estamos viviendo en un país dividido entre personas que manejan las tecnologías -niños y adolescentes principalmente- y las que no”.
Por otra parte, a juicio de Morales, donde falta mayor desarrollo aún es en la utilidad real que esto conlleva para la sociedad, aprovechando sus ventajas y desarrollando aplicaciones que vayan en su directo beneficio, sin que genere una exclusión frente a quienes no tienen acceso. “Poco se ha explorado, por ejemplo, sus potencialidades para la educación y el fomento de la democracia”, afirma.
Distinción
Cuando se habla de internet nos estamos refiriendo a una red de comunicación de datos, como podría serlo una de teléfonos, por ejemplo. Por ello, se hace la diferencia y se habla de que la web es una de las aplicaciones de usa internet y, como tal, es una herramienta social.
Programa de Alfabetización Digital y Mediática 2.0 PADM 2.0-GSD 2.0 www.serdigital.cl
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