Claramente, la ciudadanía chilena ha evolucionado en cuanto a participación se refiere. De la mano de las TIC, los chilenos han comenzado a levantar la voz y generar cambios sociales.
RNB > GSD 2.0 > 06.12.10
Tan sólo 25 años atrás era impensado ver tantos movimientos ciudadanos alzar la voz y dar la batalla por una lucha que creían justa. Acciones como las que se generaron para impedir la instalación de una planta termoeléctrica o, más recientemente, ciudadanos reclamando por los resultados de las elecciones en la Asociación Nacional de Fútbol (ANFP) y el consiguiente alejamiento de Marcelo Bielsa como técnico de la Selección chilena, eran impensadas hasta hace dos décadas.
Los únicos movimientos existentes eran acallados y mucha gente que se atrevió a dar la cara y a levantar la voz fue perseguida. Indudablemente, esto provocó un miedo generalizado en la población, por ende, la organización no era algo bien visto.
Sin embargo, en la última década los chilenos han ido perdiendo ese miedo paralizante, lo que les ha permitido demostrar una gran capacidad de organizarse y ganas de participar de los procesos políticos, sociales, económicos y donde se necesite que la participación ciudadana esté presente.
Un ejemplo más reciente es lo que sucedió luego del terremoto del 27 de febrero pasado, cuando comenzaron a surgir grupos de ayuda a través de las redes sociales, sobre todo en Facebook y Twitter. Y según la Radiografía del Chile Digital 2.0 en el Bicentenario de la Consultora Divergente, el 25,9% de los encuestados se comunicó a través de Facebook después de la emergencia.
Y es que la importancia de participar es altísima. “La participación ciudadana viene a cerrar ciertas brechas que existen o ciertas áreas que no están cubiertas ni por el Estado ni por los privados. Por ello, es este fenómeno el que muchas veces termina generando cambios en la política pública o, incluso, subsidiando áreas, como el tema de la pobreza en Chile, en la que la participación ciudadana ha ayudado mucho a lograr superar los desafíos de pobreza que hubo y hay todavía en Chile”, analiza Juan José Soto, gerente de la Fundación Ciudadano Inteligente.
Los objetivos que puede alcanzar un país con una ciudadanía más opinante y participativa son muchos y muy valorados: “Un Estado y un país moderno y democrático no se puede lograr sin participación ciudadana. Prácticamente, no hay evidencia de países que a través de una dictadura hayan logrado el desarrollo, por ende, la participación de la ciudadanía tiene una importancia fundamental”, especifica Soto.
Herramienta poderosa
A juicio del gerente de la Fundación Ciudadano Inteligente, el chileno es cada vez más participativo y la gracia de ello está en que las herramientas tecnológicas y de conectividad social, como las redes sociales, han impulsado este fenómeno y que la participación vaya creciendo exponencialmente.
Por ejemplo, tal como registra la Radiografía del Chile Digital 2.0 en el Bicentenario, el 74,6% de los encuestados declara tener computador en la casa y el 75,1% posee una cuenta de correo electrónico. A esto se suma que en Chile existen más de 7.417.760 cuentas de Facebook, más de 901.000 de Twitter y más de 7.800.400 de Fotolog, según el mismo estudio.
Y es que como se señala en la investigación, ahora la información que se suba a la web 2.0 es absolutamente personal, es decir, consiste básicamente en opinión. “Así, el usuario pasa a ser protagonista de los grandes contenidos y a competir con las estructuras de poder, que tradicionalmente habían administrado la información que se conocía a través de internet”, se precisa en el documento.
De esta forma, se abre paso a una conectividad distinta, por lo que hoy son las personas las que administran sobre el 70% de la información y los contenidos de internet a nivel mundial.
“En ese sentido, con la irrupción de la web 2.0 el usuario empieza a exponer su vínculo y su necesidad de generar una comunicación más personal en la web. Prefiere observar lo cercano y emocional y se produce un hecho importante, puesto que está preparado para mirar a otro ser humano, para escucharlo y seguirlo, tal como lo hizo hace 100.000 años atrás, pero ahora a través de la web”, se resume en la Radiografía del Chile Digital de Divergente.
“Las TIC son herramientas que promueven y estimulan esta participación, ya que están expandiendo rápidamente los problemas, los desafíos que hay en la agenda pública y privada. Por ello, se están creando de la noche a la mañana movimientos de resistencia u opinión o grupos que son capaces de ir al parlamento a pelear una ley”, precisa.
Y este no es un fenómeno exclusivo de la capital, sino que se ha dado en todo Chile. “Hace unos días nos contactaron de Punta Arenas, porque justamente están con el tema de monitoreo de parlamentarios durante las semanas distritales y estaban organizándose para ver cómo fiscalizar a sus representantes. También lo ves en lo pasó con Punta Choros y en lo que sucede ahora con la central Castillo, es decir, hay organizaciones a lo largo de Chile que se están movilizando”, cuenta Soto.
En ese sentido y en la actualidad, la participación ciudadana termina siendo un desafío para las empresas y para el gobierno. Sí, porque va creciendo continuamente, aunque en Chile esto recién comienza. “Falta profesionalizar las ONG, falta capacidad ejecutiva en ellas. La participación ciudadana en Chile es tremendamente reciente en cierta medida e inmadura en comparación con lo que sucede es en países más desarrollados, pero sí está creciendo a un ritmo muy rápido”, ratifica Juan José Soto.
Por ello y para que este fenómeno continúe creciendo, es necesario tomar en cuenta que es cierto que esta participación beneficia directamente a la persona. Pero también tienen una dosis de altruismo y donación. “Muchas veces el participar es un esfuerzo, un sacrificio de que la ciudadanía se junte; en vez de llegar a tu casa con tu familia muchas veces, llegas a una reunión para que no te sigan construyendo edificios en la comuna, por ejemplo. Entonces, los beneficios van hacia uno mismo y también hacia el resto”, reflexiona.
Finalmente, la participación implica sentirse parte de una comunidad y un país que se está construyendo en conjunto, puesto que “si no siento que hay una comunidad ni un país que estoy construyendo, simplemente no se generan las ganas. Por eso la democracia va tan ligada a la participación ciudadana, porque de lo contrario no tengo ningún estímulo para participar ni para exigir lo que es mi derecho”, explica Juan José Soto.
El poder de varios
¿Tiene poder la opinión? El gerente de la Fundación Ciudadano Inteligente responde que sí, pero que tiene poder cuando se organizan varios, no cuando esta opinión es aislada, porque se vuelve una más entre tantas. “Y precisamente es la tecnología la herramienta que ayuda a reunir esas voces aisladas y hace que se encuentren unas con otras, lo que es inédito en la historia. Hace 20 años era impensable o muy difícil que la misma voz que reclamaba o que tenía alguna inquietud se encontrara con una voz similar de Arica o de Europa. En cambio hoy te das cuenta que en un abrir y cerrar de ojos esta misma inquietud se encuentra rápidamente”, sostiene.
El ciudadano ideal
Si bien no existe un ciudadano participativo ideal, sí es ideal que quienes tienen inquietudes se organicen y participen en la sociedad, que sean capaces de buscar a otros que pueden opinar de la misma manera y sentirse motivados por las mismas ganas de querer cambiar o solucionar un problema.
Programa de Alfabetización Digital y Mediática 2.0 PADM 2.0 – GSD 2.0 – www.serdigital.cl
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