De la mano con los celulares con cámaras se encuentran las fotografías que se envían como mensajes a otros celulares o que pueden ser descargadas y compartidas por la red. En este contexto nos encontramos con el sexting, una contracción de las palabras del inglés «sex» (sexo) y «texting» (enviar mensajes). Los adolescentes se fotografían desnudos o semidesnudos con su teléfono móvil y lo difunden a sus contactos; de ahí, basta con que uno de ellos decida pasarla a la red, donde son colgadas. Y, a partir de ahí, pueden ser vistas por todos. El 28,5% de los estudiantes reconoce haberse tomado fotografías semidesnudos y el 16% dice haberlo hecho en ropa interior (Consultora Divergente).
Aunque se da más en adolescentes, los más pequeños aprenden rápidamente de lo que hacen sus herman@s o amig@s más grandes. Por eso, debemos hacernos algunas preguntas: ¿Es necesario que el celular que le doy a mi hij@ tenga cámara integrada? ¿Cómo enfrento temas como la intimidad con los niñ@s? Cuando un@ hace algo en internet, esto tiene consecuencias en la vida off line (o real, si prefieren) y eso es algo que denemos aprender a manejar. Hacernos responsables de nuestros actos y sopesar las consecuencias: una vez que se libera una foto esta nunca vuelve a ser privada. Piénsalo.
Miguel Arias – @miguelarias
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